Innovación desde las raíces rarámuri
En Chihuahua, el talento y la conciencia ambiental florecen con el trabajo de María Teresa Ramírez, ingeniera en horticultura de origen rarámuri. Nacida en la comunidad de Bacaboche, en Guachochi, ha dedicado su vida a unir la ciencia con el bienestar de las comunidades. Desde pequeña mostró curiosidad por la naturaleza, una pasión que más tarde convertiría en un proyecto de impacto real.
Un sistema ecológico para cuidar el agua
Durante su formación en la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACH), desarrolló un sistema de fitorremediación de aguas grises. Esta técnica limpia el agua doméstica no contaminada con desechos fecales y la prepara para su reutilización. El sistema usa materiales simples como grava, arena y piedra de río para retener sólidos y grasas. Luego, las raíces de plantas como el cempasúchil y el crisantemo eliminan contaminantes y metales pesados.
El resultado es agua segura para riego o para regresar al suelo sin dañar el ambiente. Además, los espacios se llenan de color gracias a las flores mexicanas que forman parte del proceso.
Ciencia con identidad y propósito
El proyecto de María Teresa promueve la sostenibilidad local y fortalece la independencia de comunidades rurales e indígenas. Su propuesta combina conocimiento científico con tradición cultural, demostrando que la tecnología también puede tener alma y raíces.
Por su contribución a la innovación ambiental, Forbes México la incluyó en 2021 entre las “100 Mujeres Más Poderosas de México”. Este reconocimiento celebra su liderazgo y su compromiso con un desarrollo que respeta la naturaleza y la cultura.
Inspiración para nuevas generaciones
Hoy, María Teresa sigue compartiendo su conocimiento con comunidades de Chihuahua. Su visión demuestra que las soluciones sostenibles pueden nacer desde lo más simple: las plantas, el agua y la voluntad de cuidar la tierra. Su historia inspira a jóvenes ingenieras e investigadores que buscan transformar su entorno desde la empatía y la innovación.
